La vitamina D es muy importante para la salud ósea porque aumenta la absorción intestinal de calcio y el depósito de calcio en los huesos. También regula la presión sanguinea y previene desórdenes autoinmunes como artritis reumatoide, enfermedad de Crohn, esclerosis múltiple y diabetes tipo 1.
Se encuentra en alimentos de origen animal como hígado, carne de res, pescados grasosos (salmón, atún, sardina), yema de huevo, leche, queso, mantequilla, así como en productos fortificados con vitamina D (jugo de naranja, leche, margarina, pan y cereales).
También puede ser producida en el cuerpo al exponerse a la luz ultravioleta. Diez minutos de exposición a la luz del sol son suficientes para prevenir una deficiencia.
La cantidad diaria recomendada depende de la edad. Por ejemplo, los adultos mayores necesitan más cantidad porque su cuerpo produce menos vitamina D.
La vitamina D es un compuesto muy estable, poco propenso a sufrir pérdidas por cocción, almacenamiento o procesamiento.
Fuente:
Mónica Umaña
Nutricionista